jueves, 25 de julio de 2013

Junio de 2013


 
 
ENSAYOS MÍNIMOS

           Por Hernán Ortega Parada

 

El artefacto literario más complejo, por la cantidad de reducciones y amplificaciones en un espacio muy reducido, es el POEMA. El poema dejó de ser letra de un cantar, juego musical, esplín de la gracia, plumaje de vanidad, exhibición técnica, por su existencia autónoma. Hoy es un elemento de contacto íntimo, secreto, entre iniciados. Quizás siempre lo fue. El poema es revelación, videncia. Por más que hayan buscado el lenguaje de la masa para entregar a la masa el contenido del poema, han entregado, al final, sólo otro ejercicio retórico... también para iniciados. Quizá en un futuro, mediante la incorporación de técnicas visuales y auditivas, el poema reconquiste la idea primitiva social, enriquecida por la tecnología. Aunque creo que ese futuro ya está golpeando la puerta con la obra inicial de Diamela Eltit y Lotty Rosenfeld, con Raúl Zurita y otros en el grupo CADA. Pero será de ese  modo siempre que el concepto del poema, en la divulgación, sea bien extendido por sobre la fugacidad del texto y su aderezo en la pantalla. Asunto de formas e iniciación, una vez más. 

La base de toda actitud humana imaginativa y meditante es el fluido poético. Ya decían los griegos que la admiración es el principio de toda filosofía. El poema atrapa y amplifica las emociones, ideas, imágenes, reduciéndolas a formas técnicas. ¿Para qué? Para ser en la sociedad. Los poetas hablan del dolor para eliminar el dolor, y eso es inmanente. De amor, para sembrar el amor, en otro final de inmanencia. El poeta es un ente generoso que transfiere de su vida los placeres comunes para demostrar que el alma puede mejorar la calidad de vida. Aun a través del dolor y de la mirada crítica. La poesía sobrevive a las guerras y a las miserias humanas. La poesía es visión. Pasado, presente y futuro. Por eso los poetas reclaman un espacio más digno: tienen visión de lo interior y de lo exterior. Ellos conducen la paz y reclaman la paz como fundamento de toda sociedad. Para científicos inteligentes la imaginación es sinónimo de inteligencia.

Un buen poeta reina con la imaginación, desborda su contemporaneidad.

                                     (Fragmento)

 
POESÍA EN LA CUMBRE
                                                                                                       
MISTERIO DE MI CORAZÓN

 

Nunca supe por qué te amé, por qué te hice mi diosa,
Mi suerte, mi sangre, penas y alegrías.
¡Qué misterio del corazón,
Que devoción por el timbre de tu voz!
Jamás temí a la luz del día,
A la siniestra complicidad de la noche
Si mi sombra atada a la tuya iba.
Mi piel enloquecía al oler tu piel.
Ay, eras fragancia de jazmines, de gardenias y rosales
En el verde altar de los jardines.
Cómo te amé mujer de fuego,
Cuanto adoré la juventud de tu cuerpo.
Campanas de la oración eran tus poemas,
Volar de colibríes tus palabras florecidas
Desde el fondo de tu entraña indígena.
Qué olores de olmos, canelos, me traías.
¡Qué misterio de mi corazón, Alma mía! Nunca he sabido
Desde donde surgió esta ardiente furia
Regalada en cartas y nocturna poesía.
Cuánta lluvia en los ojos caía
En las horas de tu duro encono.
Sangre, sangre por los dedos corre
Si mi nostalgia en la noche te busca,
Si mi árida boca te nombra
En los bares y cafés de Valparaíso.
No hay mar ni playa en este puerto,
En mi mente el dulce paisaje se ha ido,
Ha muerto, como muere la rosa en tu huerto.
Han pasado los años dejando su huella
En mi lento andar, secando el pensamiento.
Pero mira si es extraño este desvarío,
Que aún en la distancia sigues viva,
Como la única estrella del firmamento.
Ay, misterio de mi corazón,
Que aún sigues amando
Lo que para ti está muerto.
                                                      Carlos Eduardo Saa







 


                           AMOR CAMBIANTE


 

¡De eso que era mío!
Si alguna vez fue mío
No queda vestigio, ni sombras
Queda el otro medio raro
Con la cabeza dada vuelta y los brazos muy cortos. 

Mientras duermo lo miro escondida en la funda
En la almohada que siempre fue suya
Y ese hedor a desconocido
Me atormenta
Te abrazo frío. Te abrazo solo.
Te abrazo sordo.
Y es la ceguera la que corroe mis huesos
Quieta, siempre quieta
Y el reloj marca lo que queda,
Si es que queda.
No me acuses de ser infiel,
De ser muda 

Si no soy tuya como lo era antes
Porque aquel que quería, ya no existe
Amor promiscuo, amor cambiante
¿Y entonces?
Entonces caminemos desde Portales
Y busquémonos en Barón
Con la esperanza joven del que ama
Y la idea tonta del que lucha
¡Sin el sexo!
Prende vestigio de lo qué éramos antes. 

Poema de Karimme Morales Aguirre,

Poeta de Villa Alemana, 21 años de edad. Estudia sociología en la Universidad Católica, Valparaíso.


REVISTA CHILENA DE LITERATURA
Abril 2005, Número 66, 85-96


EL EROTISMO EN "CANTO DE MÍ MISMO"
DE WALT WHITMAN 

Marjorie Smith Ferrer
Universidad de Chile

La Sección 28 se compone de cuatro estrofas y veintitrés versos. El hablante lírico inicia la sección con una pregunta: "¿Es éste entonces un contacto?". Es fundamental comprender que al final de la sección anterior (Sección 27), el hablante ya había planteado que "tocar con mi persona el/cuerpo de algún otro es algo que apenas puedo/ resistir"; por tanto se percibe que la experiencia del contacto físico con el otro es casi irresistible, y el hablante expresa que es un contacto en el cual está implicada su persona, por ende, en el contacto y en la cercanía física con el otro, todo el sujeto está involucrado. En la Sección 28, en el contacto, en el toque de otro ser -que aparentemente puede ser hombre o mujer, pues el hablante no especifica este aspecto- radica el goce de la existencia, un placer y sentido supremo, un erotismo que estremece al hablante "para una nueva identidad". En el contacto con el otro "llamas y éter se precipitan por mis venas". En el encuentro físico, por ende, el hablante siente que un fuego recorre sus venas, existe una pasión, un fluido que llena los conductos por los cuales fluye la sangre al corazón; en consecuencia, el contacto otorga fuerza, a través de la experiencia del goce. El contacto excita al hablante, y es quizás este hecho el que impulsa la inspiración poética. No obstante, observamos que el tacto domina al cuerpo, sojuzgándolo y sometiéndolo hasta que esclaviza al hablante lírico con su potencia:                                          "Aleves extremidades de mí mismo se extienden y reúnen para ayudarles, /Mi carne y mi sangre despiden rayos para fulminar lo/que apenas es diferente de mí mismo,/por todas partes lúbricos provocadores paralizan mis miembros,/estrujando la ubre de mi corazón para extraer las gotas que retiene/comportándose licenciosamente conmigo, sin aceptar negativas,/privándome de lo mejor que tengo, como adrede,/desabrochando mi ropa, agarrándome por la desnuda cintura,/burlándose de mi turbación con la calma de la luz solar y de los pastizales,/descartando sin pudor los demás sentidos…".

                                               (Fragmento)                                         .                  

                               MADRE                                  

Muchas han sido las distancias  
En nuestras vidas y muchos
Los silencios en nuestras bocas.
Hice de mi vida un carromato
Gitano; de mis sueños, poesía y vagancia.
Rondé miles de rutas, de calles,
Y aunque no te llevaba de mi mano
Eras el sostén de mis andares,
El recuerdo viviendo como mariposa
En los íntimos rincones de mis lares.
Hoy besando tu frente renazco
Como en las tardes de antaño
En el jardín y los patios de Ovalle,
En las casonas sordas de los campamentos
mineros, en los huertos y viviendas
de Santiago. Hombre me alejé
casi sin mirar atrás, como vagabundo,
sin otra cosa que mis sueños
y te quedaste en el silencio
quizás esperando mi retorno
como esperan los nidos a las aves.
Largo, rápido en  mi viaje, lento en el regreso,
Mas estoy aquí aferrándome a tu mano,
Enredado en tus santas canas
Para retomar la vera de hijo y de madre.
Los detalles ya no importan
que el amor es lo que vale.
Ya verás, María Violeta, que sólo
Tendremos luces y alegrías de mares,
Sonrisas y retoños de rosas en la sangre. 

Carlos Eduardo Saa
Cerro Barón, Valparaíso